Sumado al problema del abastecimiento de agua, en Bolivia el asunto del tratamiento de aguas es otro gran dolor de cabeza. Esta problemática tiene como actores tanto a las grandes empresas como a la ciudadanía civil. A continuación, hablamos de algunos antecedentes, soluciones desde los gobiernos y posibles soluciones de nuestra parte.

Un problema que ya lleva tiempo en Bolivia

Aunque recién estos últimos años ha entrado en debate público el problema de las aguas residuales debemos saber que este es un asunto que ya lleva mucho tiempo en Bolivia. Algunos de los antecedentes más directos nos llevan a la segunda mitad del siglo XX.

Con la expansión de las ciudades y el desarrollo productivo en el oriente de Bolivia se empezaron a concentrar poblaciones grandes en un solo lugar. Sin ningún tipo de normativa o regularización urbana, muchos de los asentamientos terminaron siendo precarios y sin ningún tipo de cuidado en el tratamiento de los desechos líquidos.

Junto a este factor, el emplazamiento de empresas en varias ciudades del país ha ido generando una contaminación de las aguas aledañas: desde la agricultura, pasando por las ladrilleras y llegando a la minería. Como podemos ver, la problemática ya lleva décadas en Bolivia.

Los intentos de los gobiernos

Ante la casi nula legislación en el siglo pasado y la hipercentralización del gobierno poco o nada se había hecho para subsanar este problema. Pero, estos últimos años hemos visto un avance pequeño, pero avance al final de cuentas.

El mismo hecho de poner en la esfera pública el asunto ya es un avance. Desde el Gobierno central y a través del Ministerio de Medio Ambiente y Agua se han tratado implementar estrategias nacionales para el tratamiento de aguas residuales (ENTAR). Y también algunos gobiernos departamentales y municipales parecen prestar más atención a este problema. En mayor o menor medida y con más o menos recursos económicos.

Sin embargo, estamos lejos de solucionar este problema y más allá de la creación de plantas de tratamiento de agua, que de hecho son importantes, debemos pensar en otras soluciones desde todos los actores.

Soluciones de las empresas y población civil

En este punto entran las llamadas soluciones de saneamiento descentralizadas que deben complementar a la legislación correspondiente y a los trabajos por parte del Estado. Como ya señalamos, este problema implica tanto el actuar de las empresas y la población.

Las empresas deben cumplir con los estándares de calidad en el tratamiento de sus residuos, tanto sólidos como líquidos. No basta con ocultar el problema y mucho menos desechar estos a los afluentes más cercanos. Un punto importante para esto es que como empresas bolivianas empecemos a usar tecnologías de aguas residuales actualizadas y acordes a nuestras realidades. El trabajar con otras empresas que prestan servicios hidrológicos en Bolivia es fundamental para lograr resultados sustentables y a largo plazo.

Por parte de la población queda un trabajo grande: hablar del problema, socializar este y mantenernos siempre informados.

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